"Conocí a Jeosm en la primavera de 2015. Desde entonces, he visto a James Ellroy gruñirle al objetivo de su cámara; a David Gistau sostenerle la mirada como si la vida fuese a durarle para siempre; a Fernando Aramburu posar con una primera edición de ‘Patria’ antes de vender más de un millón de ejemplares; a Almudena Grande resistirse a la sonrisa y a Joel Dicker llevarse la mano a la nuca como en un fotograma de ‘Paris mon amour’. Es rápido, ágil y discreto, como los buenos cazadores. Está tocado por el don de quienes fotografían el momento exacto en el que un mundo se derrumba o nace otro en la conversación que sostienen dos desconocidos.Con Jeosm no conocí al mejor fotógrafo y retratista de mi generación, también un mundo.Porque a mirar se aprende así: disparando. Todo en las imágenes de Jeosm cobran vida de forma sobria y arbitraria: en blanco y negro, aunque convendría decir ‘blanco o negro"